Pla de Palau. (1842) Nicolás Chapuy. (AMB) |
El següent article, publicat per Buenaventura Bassegoda a La Vanguardia el 8 d’agost de 1925, és un recorregut literari i històric per la Plaça de Palau i els seus voltants, a Barcelona. L’autor combina l’observació quotidiana amb la memòria històrica, evocant les transformacions urbanes, els monuments desapareguts i els episodis que han marcat aquest espai emblemàtic de la ciutat. El text ens ofereix una mirada rica i detallada sobre la relació entre la vida present i el passat que encara perviu en les pedres i els records del lloc.
"Gozando de ese verano especial, que consiste en madrugar, tomar el tren para la ciudad, sufrir todo el calor de ésta durante el día, y regresar al campo por la noche, molido y sudoroso, me encuentro todas las mañanas en la plaza de Palacio, aguardando la carrozza de tutti (1), de que nos habló D'Amicis.
Es en aquella hora temprana, un centro de movimiento la amplia plaza. La brisa marina se despereza todavía y no llega aún hasta los buenos barceloneses. Un hormiguero femenino desemboca desde la Barceloneta, hasta el centro de la Plaza, desde cuyo punto se desparrama por las calles de la ciudad, que cruza diligentemente para entrar, con puntualidad, a los talleres y despachos.
Y allí, a la sombra de un árbol frondoso, de los que no han desaparecido todavía de nuestras plazas y paseos, "la loca de la casa", emprende el vuelo, y al dirigir la vista enderredor, trae a mi memoria viejos aspectos de la plaza, a través de la historia ciudadana. Y reconstituyo el pasado glorioso de aquel lugar, cuando las aguas del mar rodeaban el Puig de les Falsies donde se erigió la Casa Lonja, en 1380, cerca de la plaza dels Cambis. Monumento que reformado ha podido conservar hasta nuestros días el suntuoso salón de contrataciones. Frente al mismo edificio se hallaba la barraca de la Generalidad, que las turbas incendiaron en época de revuelta popular.
Percibo, a lo lejos, enfilando la angosta calle de la Espasería, la torre meridional de Santa María del Mar que me recuerda toda una brillante época del arte ogival de Cataluña, o sea desde 1329 hasta 1383. Veo el Pas de sota muralla, que hoy no es ya calle, derribada aquélla. Los amplios paseos de Isabel II y de la Aduana, el barroco edificio en que el conde de Roncali desarrolló todo su talento arquitectónico, muy en armonía con la época de su construcción. Las calles de la Marquesa y de Castaños me hablan del general ilustre y de la esposa del marqués de Campo Sagrado, a cuya personalidad, o sea al capitán general don Francisco de Quirós, dedicó la ciudad el marmóreo monumento del centro de la plaza (obra del arquitecto don Francisco Daniel Molina y los escultores hermanos Baratta), en agradecimiento por haber realizado la traída de las aguas de la mina de Moncada.
De las calles de Cristina y de los Cambios viejos, nada hay que recordar, porque su denominación explican su origen.
Pero, ¿y la plaza de las Ollas, antes carrer gran de la Ribera y la calle de Malcuynat, no son, por sí solas, parte para desenterrar viejas historias? Los nuevos edificios de la plaza que un día se llamó dels Cabrits, formando la manzana de las calles de Traspalacio, Paseo de la Aduana y las dos plazas de las Ollas y de Palacio subsisten sobre un solar de venerable abolengo, cuya larga vida acude a mi mente y merece un piadoso recuerdo, que voy a ofrecer a mis amables lectores.
Recuerdo haber hallado en los viejos documentos que en la Espasería, antes calle de la Sabatería vella, había la Pescadería vella y que en la plaza, invadida en gran parte por las olas del mar, tenía lugar un mercado especialmente de cereales y otros comestibles, que aportaban las embarcaciones a la playa, que entonces hacía las veces de puerto. Ello motivó la construcción del llamado Pallol o Porxo del Forment, que, según una lápida encontrada en el antiguo Palacio, fue empezado en 1387 y concluido en 1389. Allí se guardaba de noche el trigo, pero no reuniendo ya condiciones de capacidad para satisfacer las necesidades del comercio siempre creciente, fue derribado para construir la Lonja de paños o Halla o ala dels draps, en 1444, encima de los almacenes de la ciudad. Otro Pallol el de munt, existía en la plaza del Blat, hoy del Ángel.
Desde, allí al mar, había un vasto espacio que se aprovechaba para fabricar las gúmenas o sean cables o maromas gruesas para las naves, y, además, para assecar el bacallar. Más hacia el Norte y a la orilla de la acequia condal, había el matadero o escorxador cerca de la Torre nueva, que servía de guarda del baluarte de Mediodía.
En 1514 ó 17, se amplió la Lonja o Halla que había insistido sobre el Pallol primitivo, para establecer una Aduana que fue la anterior a la de Roncali, y la sala de las armas. En 1553 se acordó la continuación de las obras que habían quedado paralizadas. Así dice una lápida hallada en el Palacio incendiado: "En lo redres de la Ciutat, clos lo darrer de Juliol de MDLIII, se determinà que aquesta obra de gran embelliment y de major utiliat se prosseguis, exortant als que vindran que procuren de acabarla ab tota perfecció. Y començas a prosseguir essent concellers los magnifichs M. Loys Dusay ciutada, Ramón Marquet cavaller, Misser Hieronim Sunyer ciutadá, Jaume de Casafranca mercader, Rafael Montarols artista, y obrers M. Andreu Çacosta donzell y Thomas Guardia, notari en lany MDLIII."
Las armas de la ciudad eran para unos treinta mil hombres y fueron instaladas allí con otros pertrechos en 1598, siendo uno de los concelleres el conocido notario Jerónimo Talavera. Fue terminada en el año 1608.
En 1662 fue convertida por el virrey marqués de Castel Rodrigo, en Palacio para los virreyes y capitanes generales, para lo cual hizo derribar la Torre Nueva.
"E axí mateix ha manat derrocar la Torra Nova que estava fabricada entre dita sala de armas y pescateria que era per guarda del baluart de Mitjorn que abuy no se coneix senyal de torra, ab que ha fet molt bona obra a la Capella de Montserrat que dita Torra si estava devant y la desferra o pedra de dita Torra se ha portat al moll, per allargarló", según dice un dietario del archivo de don Joaquín Manuel de Moner de Foriz.
La obra de adaptación del viejo edificio, iniciado por Castel Rodrigo, terminóse en septiembre de 1668 siendo virrey el duque de Osuna. Y habiéndose quejado el duque de San Germán a la reina gobernadora doña Mariana de Austria, viuda de Felipe IV, de que la iglesia de Santa María no tenía tribuna para oir los divinos oficios, autorizó a los obreros para construirla, a fin de que la usasen los demás virreyes y capitanes generales. En nombre de su hijo Carlos II, así lo dispuso desde Aranjuez, en 10 de mayo de 1674. Pero no bastando esto, en 1700, el virrey, príncipe Darmstad, mandó añadirle un puente, que atravesando calles, conducía a la cercana iglesia. Este puente, partiendo del ángulo occidental del Palacio, formaba la bóveda de la calle de Malcuynat (que aún hoy existe desde la calle dels Ases, hasta el Fossar de les Moreres), y la calle de Santa María (antes de la Pescateria vella), existente hoy día, y utilizada para reuniónes de la M. I. Junta, de Obra de la parroquial iglesia, con la denominación de Sala del Pont.
Desde que Osuna le inauguró, en 1668, hasta 1846 en que fue declarado "Palacio Real", en él residieron los virreyes y capitanes generales, y en la última fecha citada recibió la visita de la reina doña Isabel II en su segunda visita a Barcelona. Por aquel puente penetraron las turbas desde la iglesia al Palacio para echar por el balcón al general Bassa.
Al pie de la Muralla de Mar que, en rampa, penetraba en el corazón de la plaza, se abría la llamada Puerta de Mar, que después de varias, transformaciones, en 1818, siendo capitán general el Excmo. señor don Javier de Castaños, gran protector de la Real Junta de Comercio, se decidió el ensanchamiento de la plaza, en cuyo centro se proyectó un monumento para perpetuar la memoria del general Lacy.
Fue encomendado el proyecto al coronel don José Massanés, padre de la célebre poetisa del mismo nombre, quien empezó la obra en 1822, siendo capitán general el marqués de Castelldosrius, que tenía su casa en lo que es hoy pasaje de Escudillers. La revolución de 1823 entorpeció la obra, y el nuevo gobierno mandó poner en aquel sitio un rotulo con el nombre de Plassa dels porchs, destinando dicho lugar a mercado de dichos paquidermos.
En 1826 edificáronse las manzanas de las calles de Castaños y de la Marquesa durante el mando del general Campo Sagrado, con sus almacenes bajo las grandes terrazas. Luego vino Fernando VII a apaciguar la ciudad y el general conde de España cambió el destino de la plaza, erigiendo, en 1831, una estatua del Rey, que fue derribada en el motín de 1835. Más tarde..., pero el espacio se agota y queda aún tela para otros recuerdos."
Pla de Palau. (Segle XIX) Autor: Rouargues. (ICGC) |
(1) La carrozza di tutti
És una obra publicada l'any 1899, potser avui entre les menys conegudes d'Edmondo D'Amicis, que es divideix en dotze capítols, el nombre de mesos de 1896 durant els quals l'autor va viatjar a bord dels primers tramvies tirats a cavall, relatant la vida quotidiana d'una ciutat, Torí, i els seus personatges que sense voler-ne esdevenen protagonistes. Llegint aquesta obra ens trobem immersos en una lectura de sabor antic, on es descriu un Torí d'altres temps i on el lector es projecta directament en els llocs minuciosament descrits, donant-nos les sensacions d'haver viscut aquells dies, com quan trobem nosaltres mateixos mirant fotografies antigues i revivint el passat en cada moment. Una obra, doncs, metafòricament comparable a una fotografia d'època, que però, en comptes d'aparèixer en "blanc i negre" com s'esperaria, apareix inesperadament en "color", on tots els matisos cromàtics es barregen entre si anul·lant així aquella escala de grisos que en el la imaginació s'interposa entre el present i el passat. Un llibre doncs en color malgrat els seus anys que ens situa davant la universalitat de l'home respecte a les fortunes i adversitats de la vida, als contrastos i als problemes polítics i socials, de la mateixa manera que es viu a qualsevol època.
Font consultada: Sinopsi extreta d’una edició digital de “La carrozza di tutti” d’Edmondo De Amicis (1899), basada en l’edició original Treves; edició digital disponible des del 2015 via Everand o plataforma similar.