Les muralles ocultes de Barcelona

Volta de la muralla a la licoreria d'Universitat-ronda Sant Antoni.


Les muralles medievals i modernes de Barcelona, malgrat ser enderrocades oficialment el 1859, no van desaparèixer del tot. Molts trams van quedar soterrats sota les noves edificacions i, en ocasions, han reaparegut en obres públiques o reformes privades. Un article publicat a La Vanguardia posa en relleu diversos casos i testimonis que mostren fins a quin punt la ciutat actual encara conserva, al subsòl, vestigis d’aquell cinturó defensiu que va marcar la seva història fins al segle XIX.

A continuació reproduïm íntegrament el text:

"El hallazgo de una parte de los muros medievales en la calle Pelai no supone una novedad, pues su existencia era bien conocida por la historia y por diversas localizaciones en ocasión de obras de excavación. En 1859, la fiebre demoledora, por razones más políticas que urbanísticas, dio lugar al plan Cerdà y a la demolición de las murallas de la ciudad. Solamente se salvó la puerta de Santa Madrona por quedar incluida en la Maestranza de Artillería, en las Reales Atarazanas. El derribo supuso la desaparición de las murallas medievales de Jaume I y Pere IV y también de la muralla de los siglos XVII y XVIII, que en muchos puntos se superponía con la antigua. El Estado vendió el terreno de la muralla con la condición de la entrega de los sillares de los muros derribados. Encima se construyeron los edificios de las rondas, Pelai y Paral·lel. Pero en la parte bajo rasante permaneció la muralla intacta, con lo que los que compraron los solares derivados del derribo se encontraron con los cimientos construidos y, en muchos casos, sótanos que pudieron aprovechar cumplidamente. Desaparecieron baluartes, revellines y bastiones, pero permanecieron túneles, pasos cubiertos y bóvedas a prueba de bomba del subsuelo. 

La antigua universidad de letras en la Gran Via, construida encima del baluarte de Tallers, dispone de amplios sótanos que lo fueron de las murallas. Cuando en 1904 se inició la construcción del monumento al doctor Robert en la plaza Universitat, apareció uno de los ángulos del baluarte de Tallers, sobre el que se apoyó una parte del monumento. Los restos se destruyeron al construir el túnel del metro transversal. 

En una licorería de dicha plaza, esquina con la ronda Sant Antoni, hay un sótano con bóveda de ladrillo de la antigua muralla que se utiliza como cava de vinos. Algunos de estos puntos fueron ya tratados en un artículo publicado el 3/9/1984 en “La Vanguardia”. En la calle Floridablanca junto a la ronda existió una discoteca, ya desaparecida, que contaba con dos sótanos superpuestos con bóvedas de ladrillo a sardinel de las llamadas a prueba de bomba, que le ahorraron al dueño de la discoteca gastos en decoración, ya que aquellos espacios subterráneos de gran magnitud eran realmente un espectáculo, pues las bóvedas de ladrillo se completaban con muros de sillería y escaleras de caracol. El dueño de la discoteca contó que en una de las casas vecinas había también bóvedas, pero fueron demolidas al reformar el edificio. 

En la calle Fontanella esquina plaza Catalunya estuvo la casa del conde de Sicart, donde ahora se encuentra la sede de unos grandes almacenes, y en la planta baja existió una farmacia cuyos sótanos eran parte del baluarte de Portal de l'Àngel. 

Por otra parte, cuando en 1991 se construyó el gran albañal que cruza el parque de la Ciutadella, las excavadoras tropezaron y destruyeron parte de los muros de los fosos de la antigua ciudadela del siglo XVIII. 

Ahora aparece un fragmento de la muralla tardomedieval en Pelai, que debe continuar a lo largo de esta calle; pero muy cerca de ella, posiblemente en mitad de la calle, se podrían hallar los restos de la muralla de los siglos XVII y XVIII. 

Precisamente, en lo que se refiere a las obras en la muralla entre 1779 y 1822 se tienen abundantes datos, ya que el 12 de mayo de 1779 fue nombrado sobrestante 1.º de las obras de fortificación de la plaza de Barcelona al arquitecto y carpintero Magín José Francisco Renart Closas, que desempeñó el cargo durante 42 años, al cesar en 1822. En la sección de reserva de la Biblioteca de Catalunya existe el archivo de la familia Renart, compuesto de 52 legajos, de los que un buen número contienen información sobre obras y costes referidos a la conservación de la muralla. 

Sería bueno que en el momento actual, con el revuelo organizado a raíz del hallazgo en Pelai, se iniciasen seriamente los estudios de gabinete y las excavaciones controladas de esta parte de la historia de la ciudad recuperando lo que queda de su cinto amurallado, tan absurdamente demolido en 1859 cuando podía haberse realizado la excelente solución de la ciudad toscana de Lucca, que hizo su ensanche más allá de murallas, fosos y glacis, que ahora constituyen un paseo elevado y un cinturón verde de gran belleza. Precisamente alrededor de las murallas de la ciudad el capitán general Marqués de la Mina mandó construir un paseo arbolado con tilos que era la delicia de los menestrales de la ciudad que los domingos almorzaban bebiendo el agua de las muchas fuentes del llano de Barcelona."

Font consultada: Joan Bassegoda Nonell. La Vanguardia. 6 de setembre de 2000.
Foto: Barcelofilia.

Nota final: Molts dels vestigis descrits —muralles, túnels, bóvedas i baluarts soterrats— han quedat amagats sota els edificis i carrers actuals. El seu descobriment evidencia que Barcelona conserva fragments del seu passat defensiu al subsòl, i subratlla la importància de les excavacions controlades i estudis per protegir i valorar aquest patrimoni històric.